Allá
vamos. Otra vez. De nuevo.
Supongo
que nos podemos ahorrar el párrafo con las inevitables (y enésimas) disculpas
por la errática cadencia de publicación del blog e ir directamente al turrón,
¿verdad? A ver si, aprovechando el empujón de la vuelta al cole, consigo producir
nuevas entradas con una mayor regularidad y nos leemos más a menudo, que tengo
preparadas un par de sorpresas muy interesantes. Como siempre, me preocupa
mucho más la calidad que la cantidad, pero intentaremos que la balanza se
equilibre un poco. Gracias por seguir ahí, de todos modos. A ver qué nos depara
esta «tercera temporada».
Vaya,
pues al final no nos lo hemos ahorrado.
Lo
que sí voy a intentar evitar, más que nada porque me parece que quedaría muy
pedante, es decir que estos meses de ausencia he estado trabajando en varios
proyectos relacionados con la divulgación traductológica que espero que vean la
luz pronto. Lo último que quiero es que el lector piense que he incluido unas
ciento ochenta y cuatro palabras de relleno antes de ponerme en serio con el tema
de la entrada.
Para
ir volviéndole a coger el tranquillo a esto de escribir sobre traducción audiovisual,
he pensado que lo más sencillo sería volver a centrarme en mi tema fetiche: los
superhéroes. (Sí, hoy voy a lo fácil. Volved a leer la primera línea). Creo que sería interesante hacer un pequeño repaso al doblaje de los últimos
productos audiovisuales de este género que han llegado a nuestro país y
detenernos en ciertos detalles curiosos, a ver si nos hemos perdido algo reseñable. Aunque al inicio del nuevo curso hay que aparentar cierta sensación de
novedad, los lectores habituales ya pueden imaginarse que no tardaré en saltar
a la piscina de la intertextualidad.
Y es que todavía aprieta el calor…