16 de mayo de 2016

La importancia de llamarse Deadpool

Últimamente hay más películas de superhéroes que elecciones. Como aficionado al género, no puedo hacer más que disfrutar del momento y cruzar los dedos por miedo a que esta burbuja de amor por las capas estalle en cualquier instante. Como autor de un blog de traducción audiovisual, no puedo evitar aprovecharme de las circunstancias y colaros una entrada sobre el tema de vez en cuando. En esta ocasión, me he decidido por centrarme en un aspecto que tiene más miga que el mantel del Monstruo de las Galletas: la traducción de los nombres de los superhéroes.

¿Por qué en nuestro país no conocemos a Spiderman como, por ejemplo, el Hombre Arácnido? ¿O a Superman como el Superhombre? ¿O a Iron Man como el Hombre Plancha? En definitiva, ¿por qué los nombres de algunos superhéroes se traducen y los de otros no? Si hubiera que dar una respuesta sencilla, podríamos decir que es a causa de los cómics. Como ya os he contado en alguna ocasión, la intertextualidad resulta transcendental a la hora de doblar este tipo de largometrajes basados en un material previo. Debido a esto, podemos suponer que la traducción vendrá marcada por el nombre por el que son conocidos los personajes en nuestro país gracias a los cómics. Por desgracia, en la traducción audiovisual nunca hay respuestas sencillas. Cada vez son más numerosos los justicieros enmascarados que acaban llamándose de manera diferente en la gran pantalla y en las viñetas. Veamos si un repaso por los últimos estrenos del género nos ayuda a aclarar las ideas (aunque obviaremos Batman v. Superman: El amanecer de la justicia (2016) por motivos médicos).


Precisamente, uno de los exitazos más inesperados de lo que llevamos de año lo protagoniza un señor en mallas. Estoy hablando de Deadpool (2016), que ha demostrado que el secreto para que no nos cansemos de este tipo de adaptaciones es darle a cada una de ellas el tono particular que le corresponde (es decir, ser fieles en espíritu a los cómics). Contra todo pronóstico, una comedia para mayores de dieciocho deslenguada y bestia con un superhéroe desconocido para el gran público ha batido récords de taquilla por todo el planeta. Aunque, ¿cómo de desconocido era Deadpool en nuestro país? Pues, con ese nombre, bastante. En los cómics españoles, este mercenario bocazas siempre se ha llamado Masacre. De hecho, hace unos años se produjo un videojuego sobre sus aventuras y se mantuvo esta denominación. Es una traducción bastante creativa, para qué engañarnos, pero es la que estaba establecida en España, qué le vamos a hacer. Para compensar, los aficionados a veces nos referimos al personaje con el sobrenombre de «muertopiscinas». 

Sorprende que se realicen modificaciones así en este tipo de películas, en las que se suele cuidar la traducción pensando en los fans (lo que no significa que no haya antecedentes, recordemos que los X-Men eran la Patrulla-X en los cómics). Vale, cabe señalar que la cinta da un origen al nombre en el que el término «masacre» no nos acabaría de encajar, pero no es nada que no se pueda arreglar con un par de alteraciones en el diálogo. Y, además, Javier Pérez Alarcón (@javipalarcon) nos explica en esta charla que el doblaje de la serie animada de Spiderman de los 90 llamó Masacre a un villano del trepamuros que aquí siempre había sido Matanza, pero tampoco creo que eso fuera una razón de peso para que la productora llevara a cabo este cambio. En mi opinión, el hecho de que hablemos de un personaje minoritario (no es, ni de lejos, lo mismo que cambiarle el nombre a Batman) y la popularidad que fue ganando la marca Deadpool en las redes sociales durante los meses previos al estreno tuvieron mucho más que ver. Si fuera un caso aislado, podríamos acostumbrarnos al cambio y hacer como que no ha pasado nada, pero, para desgracia de los aficionados y de la intertextualidad, esto se está convirtiendo en una costumbre.


Ahora mismo, los que parten el bacalao en esto del cine de superhéroes son la gente de Marvel Studios. Han importado al séptimo arte la forma de narrar historias de los tebeos: cada una de sus producciones puede disfrutarse por separado, pero todas tienen lugar en el mismo mundo, con personajes y lugares compartidos. Una estrategia que les han copiado incluso los programas de Telecinco. Tal ha sido el éxito de sus películas, que ahora se están dedicando a crear sagas multimillonarias a partir de personajes que gozan de escasa popularidad hasta dentro del propio mundo del cómic.

Una de las primeras muestras de esta tendencia fue la divertida Ant-Man (2015). A dicho personaje (cuyos poderes son fácilmente deducibles) siempre se le había llamado el Hombre Hormiga, pero para su estreno cinematográfico se decidió dejarlo en inglés. A primeras resulta extraño, más que nada porque habitualmente las traducciones de esta productora son bastante respetuosas con la intertextualidad (no en vano su responsable suele ser Quico Rovira-Beleta, fan confeso de los cómics originales). No está de más recordar que, a pesar de que el traductor pueda hartarse de explicar cómo se tradujo un término en los tebeos, la última palabra la tiene su cliente, que se mueve más por lo que le dicen sus departamentos de marketing que por otra cosa. Aunque uno no lo comparta, es comprensible que en estos proyectos más arriesgados se opte por que la película tenga el mismo nombre en todo el mundo. Sobre todo, si se buscan trending topics mundiales el fin de semana del estreno o se quiere aprovechar cualquier otro tipo de promoción externa. Al fin y al cabo, estás presentando una propiedad que a muy pocos les sonará. La unificación de marca manda. Lo malo es que, además de acabar con la intertextualidad y perder la referencia a las viñetas, este tipo de decisiones también pueden tener otras consecuencias negativas. Cualquiera que haya visto algo de Marvel Studios sabe que no están muy habituados a tomarse en serio a sí mismos. Como era de esperar, a lo largo del metraje hay un par de bromas sobre lo ridículo que resulta llamarse Ant-Man que pierden un poco si no sabes inglés. Eso sí, en el doblaje se las apañaron para colar un «hombre hormiga» en la escena que presenta el traje que le da poderes al protagonista.


Todo apunta a que esta va a ser la línea a seguir a partir de ahora. A finales de octubre de este año llegará a los mejores cines otro superhéroe minoritario (y uno de mis favoritos): el Doctor Extraño. Marvel Studios puede tener otro posible bombazo entre manos. Una superproducción protagonizada por el actor de moda, Benedict Cumberbatch, en la piel del mago más poderoso del mundo, que se dedica a viajar entre dimensiones luchando contra seres paranormales. ¿Quién da más?  A tenor del doblaje del primer tráiler al español y del material promocional, parece que en este caso también se mantendrá el nombre en inglés y el film se titulará Doctor Strange a pesar de contar con un equivalente establecido en castellano. El Hechicero Supremo, al que siempre hemos conocido como Stephen Extraño, también se llamará Stephen Strange por estas tierras. Es cierto que así se ajustará mejor a las estrategias de traducción actuales (ya no se suelen traducir los apellidos), pero también que perdemos un nombre chulísimo. Como curiosidad, apuntar que el mago fue mencionado en Capitán América: El soldado de invierno (2014) y en ese caso sí que se mantuvo la traducción de los cómics. Quizá fue un intento del traductor de establecer esa denominación también en las películas que ha frustrado la política publicitaria.

Como confirmación de esta teoría y para ir acabando, decir que en la tremendísima Capitán América: Civil War (2016) todas las referencias al cómic respetan las traducciones previas salvo el nombre de un personaje. De uno de los personajes más molones, de hecho. El rey de la nación más desarrollada tecnológicamente del mundo, que en sus ratos libres se dedica a impartir justicia vestido de felino. En el doblaje se hace llamar Black Panther, a pesar de que en España lo hemos conocido toda la vida por el contundente nombre de Pantera Negra. ¿A qué se deberá esta excepción? Un momento, Black Panther estrenará película propia en un par de años. Nuestra regla se cumple.


Parece que, a partir de ahora, estamos condenados a que los superhéroes menos conocidos para el gran público que protagonicen nuevas franquicias mantengan su nombre en inglés por el bien del marketing. Al menos, a los aficionados al cómic siempre nos quedará el consuelo de que vivimos un mundo en el que se estrenan con éxito películas de Masacre, el Hombre Hormiga o el Doctor Extraño. Aunque a veces no se llamen así.

4 comentarios:

  1. Te recomiendo 'Capa Caída'. Cine indie patrio de calidad.

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  2. Como resumen de lo sucedido me parece muy buen artículo, aunque cuando decías que habías investigado el tema esperaba algo más de explicación. Al fin y al cabo, en Ant-Man sí utilizan el nombre de Avispa, si no me equivoco.
    Otro tema interesante que te propongo para un futuro artículo es el de la pronunciación de los nombres en inglés en España. ¿Te has fijado que Spider.man sigue siendo "spiderman" y no "spaiderman"?

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    1. Hola, Pandyta:

      Gracias por tu comentario.

      Lo de la Avispa y Chaqueta Amarilla en la película de Ant-Man concuerda con las conclusiones a las que he llegado. No aparecen en el título ni son el nombre de la franquicia, por lo que no hace falta una unificación de marca y la productora permite que el traductor sea fiel al cómic. A lo mejor no me he sabido explicar, pero últimamente esa es la tendencia imperante en la traducción de las películas de Marvel Studios. De ahí que en Civil War se mantenga la traducción del cómic para Ala Roja o la Balsa, pero no para Black Panther. Tengo mucha curiosidad con ver qué pasará dentro de un par de años con la traducción de la secuela de Ant-Man, que se llamará Ant-Man and the Wasp.

      Me apunto lo de la pronunciación, que es muy interesante, desde luego.

      ¡Un saludo!

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